Gayocampo o gayo del campo es el nombre que recibe el ‘arrendajo’ en nuestra tierra: Graznaban los pintados y vistosos gayos del campo.
Se trata de un esquivo y pequeño córvido de plumaje gris morado con pinceladas azules y blancas en las alas. Se considera el centinela del monte por los graznidos de alarma que emite al detectar la presencia de un extraño.
Habitual en la literatura medieval, se mantiene vigente en el ámbito leonés; es hermano del gallego-portugués gaio. Procede del nombre propio de persona Caius ‘Cayo’ (también Gaius), muy popular en latín, aplicado a este pájaro con fama de charlatán por remedar palabras.
Con el específico del campo, para distinguirlo de su homófono gallo ‘ave doméstica’ (latín gallus), que se le aplica en Feria y en otras localidades de la Comarca de Zafra, Tierra de Barros y Campiña Sur. Con las variantes locales gayo del monte (Baldíos de Alburquerque), gayu del monti (Provincia de Cáceres) y gayo bravo o real (en Llano de Olivenza, Sierra Soroeste y Tentudía).
A propósito de este pájaro y su afición a las cerezas sentencia el Maestro Correas:
En Mayo, una a una las lleva el gayo;
en Junio, a cesto y a puño.
© JJBL
Vocabulario Popular de Extremadura
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