La carraleja
es un insecto coleóptero con el abdomen largo de color negro con rayas rojas,
que segrega un líquido aceitoso irritante como defensa.
En Extremadura recibe el nombre de cura y
derivados como curita, curina o curato. Por el color negro
de la sotana de los curas y las bandas rojas que recuerdan los fajines de los
seminaristas.
Otros nombres extremeños de este coleóptero son fraile
(Villamiel), sangraó (Oliva de la Frontera), boticario (Cabeza la Vaca), curandero
(Burguillos del Cerro), curacacho (Serradilla), reventín
(Villarta de los Montes)…
En otras partes, se llama aceitera o aceitero, porque, cuando se ven atacadas,
desprenden un líquido oleoso que repele a los depredadores. Aunque tóxico este
liquido amerillento ha sido empleado en medicina popular contra la sarna y
otras afecciones de la piel humana y del ganado.
Serafín Izquierdo recoge en Talarrubias el siguiente
testimonio (Dichos y hechos de Talarrubias):
¡Pobre bichito de color negro con franjas rojas si era localizado por la muchachada! Con un tallo seco o una ramita intetaban detener su paso mientras salmodiaban y recitaban:“Cura, curato, si no me cantas la misa, te mato”. Y como no decía ni pío,...Si alguno de los presentes en el sacrificio del bichito tenía verrugas, aprovechaba el momento y las embadurnaba con sus despojos porque se decía que la sangre de este animalito las eliminaba.
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Vocabulario Popular de Extremadura