Huélliga (con aspiración de la h) es lo mismo que ‘huella’, especialmente la que dejan los animales en el campo. Y por extensión, rastro, seña o vestigio que deja algo o alguien: En Acehúche y Garrovillas de Alconétar, no quedar ni huélliga es no dejar ni rastro de comida en el plato. Del latín follicare, derivado vulgar de fullere ‘hollar, pisar’.
Se emplea en la Alta Extremadura con ligeras variantes en el contenido y en la forma: En Ceclavín y Zarza la Mayor, huélliga o fuélliga es un terreno escabroso y poblado de maleza, y en Trujillo e Hinojal mala huélliga es la que tiene un camino impracticable o que presenta dificultades.
En La Serena jóyiga, forma que emplea el campanariense Reyes Huertas en «La sangre de la raza»:
-¿Dices que hay mucha caza, Frasco?
-A montones debe haberla, senorito. Jóyigas de ciervos hayle en toas las vereas. De jabalines, pos arrepare que han jozao en las mismas siembras, y de lobos no hayle que hablar.
Santos Coco en su Vocabulario Extremeño recoge juéyega (en el habla popular de muchos pueblos, según indica): Aquí se ven las juéyegas de las mulas.
Variante que ya empleó Luis Chamizo en su poema «Extremadura»:
...y siendo también d'uno los goterones
del süor que chorrea!...
—dice Bastián, jundiendo con paso firme
los surcos removíos, que se derrengan
y marcan de sus botos claveteaosprofundas juéyegas.
© JJBL
Vocabulario Popular de Extremadura
1 comentario:
Ena Torri de Santa María izimus "huélliga".
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