Las gachas o puches es una comida de larga tradición en la cocina regional, por lo que reciben diferentes nombres según el lugar de referencia. Se elaboran cociendo harina con agua o leche y otros ingredientes, pueden ser dulces o saladas.
El DLE recoge puches como sinónimo de gachas (harina cocida con agua y sal) Del latín pultes, plural de puls, pultis ‘especie de gachas’. Si bien la forma puchas es la que recogió Nebrija en su «Vocabulario español-latino» (1595) Puchas: Puls, pultis.
Y este es precisamente el nombre más extendido de las ‘gachas’ en Extremadura. Tal como aparece en el poema «Extremadura» de Luis
Chamizo: Y pasaba domingos sin arriscarse
y comía las puchas sin apetencia. Como botón de muestra anotamos esta entrada del «Vocabulario Serón» de Tomás Chiscano (Villanueva de la Serena):
Puchas: Comida invernal y característica de la Semana Santa. Es una especie de sopa muy espesa, hecha con harina tostada y “trompezones” de pan frito. Se tomaban muy calientes, todo lo caliente que pudieran aguantar, sobre todo las muchachas, Las mozas las tomaban para que le salieran los colores antes de ir al baile, puesto que las mujeres que se pintaban tenían muy mala fama.
En otras localidades las puchas se conocen como papas o papillas. Como en Feria donde se emplean también como engrudo aglutinante para pegar ciertas cosas ligeras.
Muy conocidas también como poleás (por poleadas) De ahí el dicho popular: Tres nombres tienen las condenás: Puchas, gachas y poleás.
El Maestro Gonzalo Correas (de Jaraiz de la Vera) se hace eco de estas palabras en el «Vocabulario de Refranes» (1627) donde aparecen en algunas de sus frases proverbiales:
Puchas sin pan, al culo se van (Refrán que alude a lo fácil que es digerir las gachas). Puchas sin pan, hasta la puerta van. (Puchas ó puches es todo uno). ¿Qué habéis comido, compadre? Poleadas; bien se os hecha de ver en las barbas.
Poleás discurre también en la Baja Andalucía, tal como atestigua Venceslada en su «Vocabulario Andaluz»: Poleadas ‘gachas, efectivamente pero de poleo, que le da el nombre. Baja Andalucía: Huelva, Sevilla y Cádiz. También espoleá(das).
Mocito que estás en la puerta,
entre usté y me mecerá,
que los que me está meciendo
han comido poleás.
(Copla de columpio, incluida por Luis de Coloma en «Juan Miseria»)
Aunque es evidente el influjo popular de poleo, poleás (por poleadas) procede de polenta ‘gachas de harina de maíz’; la palabra latina polenta ‘grano descascarado o triturado’ deriva de pollen ‘flor de harina’.
En el «Vocabulario Extremeño», Santos Coco consigna unas poleás a lo rico como ‘dulce compuesto de harina, miel y leche. Caldera de poleás a lo rico. Los pastores suelen celebrar la fiesta de las Candelas preparando una buena caldera de poleás a lo rico, según dicen, o sea, con poca harina y mucha miel y leche. Y puchas como ‘comida compuesta de harina y sal, aderezada con leche y miel, igual que gachas’ ilustrado la definición con esta coplilla recogida por García Plata de Osma:.
M'hicistes la señacon la cuchara...Esta noche no hay puchah,güelve mañana.
Lamano recoge en Salamanca estas puchas como la comida escalduciada y hecha punto menos que puré, puches: Hoy las patatas, con haber cocido tanto, están hechas puchas.
Y así también en otras localidades de la Alta Extremadura. Con algunas acepciones más o menos figuradas como ‘papilla muy líquida de poco alimento’ (Malpartida de Plasencia, Zorita), ‘barrizal, lodo, fango’ (Acebo, Acehúche), ‘lechada de tierrablanca o de greda que se utilizaba para pintar paredes (Talarrubias), ‘mezcla de salvado y agua para los cerdos’, etc.
Rodríguez Pastor emplea la palabra puchas en uno de se «Cuentos extremeños de animales»:
Una zorrita se entró en el chozo de los pastores y se comió las puchitas que tenían hechas en un caldero, y se untó la cabeza con ellas… El lobito la cogió en brazos, y iba con ella por el campo. Y la zorrita iba cantando: ¡Zorrita matutera, harta de puchas y bien caballera! (La zorrita matutera).
Cerramos el florilegio de textos donde encontramos esta palabra con este broche de oro extraído de «Las Brujas» de Luis Chamizo:
¡Cuánto bailamos... Cómo nos reímos...Chacha, qué rejolguete...qué caldero de puchas nos comimos...!Fue sonao en la aldea el alboroto.Recuerdo que Agustín jizo en un breteuna zambomba d’un puchero roto.
JJBL
Vocabulario Popular de Extremadura
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