El perdigón y el lugar elevado, sobre el que el jaulero coloca la jaula en la caza de la perdiz con reclamo, recibe distintos nombre según las zonas. El más extendido es el de repostero: El pájaro sobre el repostero comienza con su repertorio.
Esta elevación o atalaya puede ser de matojo, de piedra o de tierra. En algunos sitios, como Villalba de los Barros y su comarca, se llama postero, en otros mampostero (según Santos Coco), A veces es un chuzo con una horquilla de hierro en la parte superior para colgar la jaula de ella, una vez clavada en el suelo la punta del chuzo (Badajoz).
Procede del portugués reposteiro ‘dosel, cortina o antepuerta’ (latín repositarius de reponere ‘guardar, ocultar’), por la sayuela o funda con que se camufla la jaula.
Con las variantes postero y mampostero, también circula por Andalucía: Hizo el repostero, colgó el reclamo y se metió en el puesto (Venceslada).
Sancho y González (Higuera de Vargas) emplea esta palabra del léxico de la caza en «De cosas extremeña y algo más»:
En «De cosas extremeña y algo más» de Sancho y González (Higuera de Vargas) aparece repostero entre otras palabras del léxico de la caza:
No se hizo esperar, contoneando el cuerpo, el celoso macho y, arrastrando las dos alas en derredor del repostero, mandó con rabia callar a la jaula al cruzarse con su hembra y... pum... la plaza se llenó de humo.
El dombenitense Francisco Valdés se decanta por mampostero en sus «Estampas extremeñas con sus marcos» (1932):
Y por entre el entallecido espeso de sus troncos, metido en el aguardo, cuando se iba perfilando el jaspeo de sus colores a la incierta luz de la alborada, y después bruñidas por el sol que nos lanzaba el desplome de la sierra de Puebla de Alcocer, acudían las perdices reclamadas por la jácara encelada del pájaro del mampostero.
En La Serena, el sitio donde se coloca el reclamo se llama pulpitillo. Al menos este es el término que aparce en una de las «Estampas campesinas extremeñas» (El Emperador) del campanariense Reyes Huertas:
Poner el pájaro don Matías en el pulpitillo, medio taparle con un manojo de juncos y romper el perdigón el saludo a la libertad con un desafío de valiente era cosa que entusiasmaba a don Matías y le daba derecho a esa vanidad extremeña de poseer el mejor reclamo perdigonero del mundo.
JJBL
La Voz de Extremadura
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