Se dice que una persona tiene ajuncos cuando siente ‘agobio, fatiga, sofoco’ entre otras molestias relacionadas con la opresión y la angustia. Se emplea especialmente en la zona de Trujillo-Miajadas y comarcas orientales de Extremadura como Las Villuercas, La Siberia y La Serena.
En Feria, angujo 'angustia, hartazgo, hastío generalmente por exceso de comida' con el verbo angujarse.
Ajunco también la acepción de ‘desmayo, síncope, ataque’ en Las Vegas del Guadiana: “Le ha dado un ajunco”. Así lo recogen Zamora Vicente en la comarca de Mérida y Casado Velarde en Don Benito. Santos Coco considera la considera de uso general en la provincia de Badajoz. Como el verbo ajuncar ‘agobiar, atosigar’ Del latín offocare ‘ahogar, sofocar’.
Autores extremeños como Diego Sánchez de Badajoz (…), Isabel Gallardo (Torres muy altas), Francisco Valdés (Ocho estampas extremeñas) y Reyes Huertas emplean ajunco en alguna de sus obras.
Este último en “La sangre de la raza”, novela ambientada en La Serena, pone esta palabra en boca de Inés, la mozuela del cortijo:
一¡Madre! ¡Al señorito le va a dar el ajunco! ¡Mira como estraviao, con los ojos torcíos!...
Juan-José Becerra Ladera
Vocabulario Polpular de Extremadura
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