Pujiede equivale a ‘llorica, quejicoso’; se refiere a una persona por lo común de corta edad que lloriquea a menudo y sin causa suficiente: Qué pujiede eres, ya está otra vez haciendo pucheros.
También pujón con parecido significado pero referido a la persona de cualquier edad: Procedente de pujar ‘hacer gestos cuando no se puede contener el llanto’ (del latín pulsare ‘empujar, impulsar’), por cruce con heder (por lo hediondo y repugnante). De extensión general en la provincia de Badajoz.
En otras partes de Extremadura se emplea con un significado aproximado de 'persona de corta edad con propensión de llorar porque todo le molesta' otras palabras como plorijo ‘impertinente, quejicoso’ (Madroñera, Zorita), heyondu ‘hedihondo’ (Acebo, Sierra de Gata), pamplinosu ‘quejica, mimoso’ (Guijo de Granadilla), getinosu 'fastidioso, repugnante' (Torrejoncillo), enteosu ‘delicado, remilgado’ (Garrovillas de Alconétar)...; así como jimplón (Arroyo de San Serván) o jimploso, derivados de jimplar ‘sollozar, lloriquear’: No me jimples, no me jimples, mocosina… (Luis Chamizo).
La palabra pujiede aparece en la novela «Cielos de barro» de Dulce Chacón (Zafra 1954-Brunete 2003):
Pasó que la Juana, que habló siempre de la Isidora lo que quiso y más, se acercó al ataúd con un nieto del Tomás en los brazos, hecha una pujiede. Y pasó que hizo tantos esfuerzos por llorar que el niño se puso tan pujiede con ella.
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