Abangar es ‘combar, alabear’. Se dice que
el árbol se abanga o está abangao cuando sus ramas
están arqueadas o inclinadas hacia el suelo por el peso de su fruto: El membrillero está cargao, tiene las ramas abangás.
Además de un árbol, se puede torcer, arquear o abangar cualquier superficie especialmente de madera. También una pared, un techo o tejado.
De plena
vigencia en la salmantina Sierra de Francia y en el norte de Cáceres (abangalsi, abangáu), su usanza se expande hasta la
Baja Extremadura.
Tiene origen
leonés (su rastro perdura por doquier en tierras del antiguo reino),
relacionado con el gallego bango ‘asentamiento deficiente de
una cosa que debe quedar asentada sobre otra, para que permanezca firme’, del
latín vanicus ‘vano, hueco’.
Daniel Bejarano recoge este verbo en un breve «Ensayo de un vocabulario de la Sierra de Gata»:
ABANGAR: Inclinarse al suelo, dícese de las ramas del árbol cargado de fruto, que se doblan con su peso.
© JJBL
Vocabulario Popular de Extremadura
En Zarza-Capilla, achozao 'árbol que por estar muy cargado de fruto inclina sus ramas'.
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